Miércoles anterior al Domingo de Corpus, un toro sujeto por una larga maroma y conducido por los mozos recorre las calles de Benavente.
Cuenta la leyenda que el infante del ducado de Benavente salió a pasear con su madre; Fueron embestidos por un toro y el propio infante en su intento de salvar a su madre pereció en el encuentro. Desde entonces, la duquesa ordenó que los benaventanos corrieran y dieran muerte a un toro.
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