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icoCasa Rural LA QUINTANA en Sant Miquel de Campmajor de Pla de l'Estany

Pequeños pueblos del Pla de l’Estany a la vall d’en Bas

Con un indudable interés paisajístico y natural, la ruta nos acerca a algunas de las zonas con más encanto y más desconocidas del Pla de l’Estany y de la Garrotxa. Alicientes remarcables de la ruta son los volcanes, protagonistas al Parc Natural de la Zona Volcànica de la Garrotxa.

Inicio:
Banyoles, el municipio del estanque es una ciudad con historia. El monasterio de Sant Esteve, a la sombra del cual nació la población originaria, tiene una portada de estilo gótica tardío. La iglesia actual y el claustro datan del siglo XVIII. Destacan edificios como la plaza Major en la cual cada miércoles tiene lugar el mercado semanal. La muralla, la plaza del Teatre, entre otros. También cuenta con una nombre de museos. El estanque es el eje vertebrador del municipio y una gran zona de ocio. Banyotes y el Pla de l’Estany están certificados como Destinación Turística Esportiva en varias modalidades.

Tomamos la GIP-5121 hacia Esponellà. Al pequeño núcleo rural d’Esponellà destacan la iglesia de Sant Cebrià, de estilo románico, que conserva, una portalada con trabajos de forma y una fachada notable, el puente medieval y los restos del castillo d’Esponellà, de origen medieval. Al núcleo de Centenys sobresale la iglesia de Sant Iscle, buena muestra del románico rural.
Tomamos la GI-554 hacia Bàscara Vilert y Orges. A continuación seguimos la carretera GI-554 hasta encontrar la FIV-5131, que cogemos hasta Galliners.
Por la GIV-5132 vamos hacia Vilavenut, pero antes nos desviamos para ir a Espasens: la iglesia de Santa Caterina de esta casería, datada a finales del siglo XI, es un buen ejemplo de restauración románica hecha por los habitantes de la zona. Nos volvemos a desviar para ir a Llogarret d’Ollers, con una iglesia originaria del siglo XI. Vilavenut posee también una iglesia de orígen románico, pero que ha estado objeto de numerosas modificaciones posteriores.

Seguimiento de la ruta:
Fontcoberta. En este pueblo, conocido por sus “pessebres vivents”, vale la pena visitar la iglesia de Sant Feliu, templo de grandes dimensiones con una nave muy alta y una torre de campanario de planta cuadrara de orígen románico lombardo. A la misma plaza de la iglesia destaca también el edificio del Ayuntamiento. Al vecindario de la Farrés, la torre Borrilla es un buen ejemplo de casa fuerte. Al casal de Can Jan hay un museo etnográfico y una remarcable colección de relojes.
De Fontcoberta volvemos a Banyoles, pasamos por Porqueres y cogemos la GI-524 hacia Mieres. Al km 25,5 un desvío nos lleva al Bosque de Can Ginebreda, un curioso parque de esculturas de tipo erótico al aire libre. Llegamos a Sant Martí de Campmajor y un poco más arriba, Sant Miquel de Campmajor.

En esta población destaca el templo, de origen románico pero modificado posteriormente, que presenta tres naves y un ábside decorada con elementos lombardos.
Volvemos a Sant Martí de Campmajor, com un templo románico del siglo IX. Des de aquí podemos continuar hacia Falgons (GIV-5246), donde destacan una iglesia románica modificada y ampliada al siglo XVIII y un castillo de planta cuadrada con torres de refuerzo que data del 1126. Seguidamente retomamos la carretera principal en dirección Mireres i Santa Pau.

Santa Pau y los volcanes de la Garrotxa. Santa Pau posee uno de los recintos históricos más valiosos de Girona, estructurado alrededor de un antiguo castillo y de la plaza Mayor tota porticada. Si subimos a los santuarios de los Arcos y de la Cot podremos admirar alguno de los conos volcánicos del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.

Seguimos la carretera GI-524 en dirección a Olot hasta encontrar el área de Can Serra, punto de salida hacia el paraje conocido como la Fageda d’en Jordà. Aquí hay un punto de información del Parque Natural y varias rutas de senderismo. Llegamos a Olot, donde podemos visitar el Museo de los Volcanes y profundizar en el conocimiento del vulcanismo, y cogemos la C-152 que nos lleva a la Vall d’en Bas.


Joanetes.

Municipio integrado por ocho pueblos diseminados a lo largo del eje de las carreteras C-152 y C-153. destacan; Sant Privat d’en Bas, Puigpardines, Joanetes, Sant Esteve d’en Bas y els Hostelets d’en Bas.

Desde Sant Esteve d’en Bas cogemos la C-63 hasta las Planas d’Hostoles des de donde salen varias rutas de senderismo, como la que lleva al castillo d’Hostoles; aquí tomamos la GI-531, un desvío que nos lleva seguidamente a Sant Aniol de Finestres, otro buen lugar para hacer excursiones en la cual destacan varias iglesias y ermitas románicas. Retrocedemos hasta la GI-531 y pasamos por el valle de Llémena hasta llegar a Girona, des de donde volvemos a Banyoles.


 

Haz una vuelta al Lago de Banyoles

El Lago es, sin lugar a dudas, el signo de identidad de Banyoles. Rodéalo y descubre qué se esconde debajo esta superficie de 107 hectáreas y profundidad desconocida.

Inicio:
Comienza la ruta en la Oficina de Turismo, situada en la zona conocida como el Frente del Lago. Desde aquí, rodéalo en dirección norte (en el sentido contrario a las agujas del reloj). Pasa al lado de unas pequeñas construcciones junto al agua, las Pesqueras, y camina hasta llegar a la Zona de Baño, al punto de alquiler de bicicletas y al Club de Natación de Banyoles.

Seguimiento de la ruta:
Pronto encontrarás el Parque de la Draga, donde hay los yacimientos neolíticos que llevan el mismo nombre. Los restos que se encuentran datan de hace 7.000 años y son de las más importantes de su época en la cuenca occidental de la Mediterránea.

Acércate al lago y muy cerca encontrarás una zona que permite ver la formación de travertí debajo del agua. El travertí es una piedra que crece cuando las sales disueltas en el agua se precipitan a causa de procesos bioquímicos. Su crecimiento es gradual y por eso dicen que “es una piedra viva”.

Continúa rodeando el lago. El camino es muy agradable y transcurre en medio de una vegetación característica del bosque de ribera. Puedes observar muchos árboles autóctonos como el sauce, el aliso, el fresno de hoja pequeña, el chopro… y plantas como el cañizo, los juncos o la anea.

Muy pronto pasarás por el lado de la Casita de Madera y por la llegada del Campo de Regatas. Este tramo hasta llegar al Bosque de Morgat es uno de los más indicados para la observación de aves. El lago les sirve de abrigaño invernal, de zona de nidificación y es un lugar de reposo para las especies en migración. De entre las más de 50 variedades que puedes ver destacan la polla de agua, el pato collverd, el martinete menudo o el ruiseñor.

Cruza el bosque de encinas y robles de Can Morgat y toma la carretera. Continúa caminando y, antes de llegar a la riera Castellana, entra en la zona de los estanques.

El Estanque Nou está muy cerca del de Can Sisó, muy popular porque a veces coge una coloración rojiza provocada por las poblaciones bacterianas que lo habitan. Poco después, encontrarás el Brollador de la Riera Castellana.

Vuelve a la carretera para recorrer una larga recta. Pasa cerca del Paraje Coromina (con un acceso a la Punta Freixenet), y llega hasta la Fuente del Rector. Encima de una colina verás la iglesia de Santa Maria de Porqueres, una ermita románica de gran valor patrimonial.

Retoma el camino en dirección sur hasta llegar al Estanque del Vilar y adéntrate a la zona de los desmayos. Desde aquí cruza la Riera del Vilar y vuelve al Frente del Lago, zona de bares, pesqueras, restaurantes y chalets. Las Pesqueras, que se han convertido en una de las imágenes populares del lago, se construyeron a finales del siglo XIX. Primero fueron plataformas para pescar; más tarde, para tener la barca; y finalmente, lugar de estada. Si sigues la orilla las verás de más cerca y llegarás al Embarcadero. Redondea la visita haciendo una salida en catamarán o alquilando una barca de remos para conocer el lago desde el agua.

Ampliación de la ruta:
Deja el lago para salir de la población en dirección a Santa Pau. Pronto encontrarás, a mano derecha, el Balneario de la Puda, hoy abandonado. Desde aquí empieza el itinerario señalizado que lleva a la zona de marismas y estanques.

Por el camino flanqueado de cañas llegarás al Estanque de la Cendra, ceñido por un doble anillo de cañizos y bosque de ribera.  Una plataforma de madera te permitirá verlo desde una cierta altura. Retoma el camino hasta el Estanque de Montalt.

Vuelve al balneario y sigue la carretera durante 600 metros en dirección a Santa Pau. A mano izquierda, encontrarás el Bosque de las Estunes. Este paraje es un lugar de robles y encinas de grandes dimensiones, cargado de belleza y tradición. En el suelo, formado por grandes bloques de travertí fracturado, se forman corredores subterráneos estrechos por donde puedes transitar y descubrir los misterios del bosque.

Curiosidades:
El Lago de Banyoles es producto de una serie de hundimientos cársticos y tectónicos que tuvieron lugar hace 250.000 años. La zona lacustre se alimenta subterráneamente de ríos procedentes de la Alta Garrotxa.


La oficina de turismo en una pesquera.

Antiguamente la zona del lago, a ojos de los habitantes de Banyoles, era un espacio misterioso cargado de leyendas que hablaban de un dragón que lo habitaba y de mujeres de agua que poblaban las estunes.

Observaciones y recomendaciones:
El lago es un espacio público muy concurrido donde se debe respetar el equilibrio entre la preservación del medio y las actividades que se pueden practicar.